El irrepetible tenista de Las Vegas, requerido para tan señalada ocasión, entregó el trofeo a un, cómo no, lacrimógeno campeón. En la victoria o en la derrota, Federer siempre llora. "Gracias por estar aquí, Andre", dijo ya repuesto, la Copa de los Mosqueteros al fin entre sus manos. "Tú fuiste el último en completar el Grand Slam. Ahora yo sé lo que se siente". Como Agassi, Federer triunfó en la capital francesa al undécimo intento.
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